La vista de la catedral de Trani, edificada a propósito de la canonización de San Nicolás Peregrino el año 1099 -diferente de san Nicolás de Bari- sugiere una gran embarcación atracada junto al puerto de la ciudad. Alta y blanca de piedra marmórea local esconde varios tesoros: tres iglesias en una, un portón medieval en bronce, jambas historiadas, una cripta en estilo oriental, frescos murales, un mausoleo subterráneo, restos de mosaico en el pavimento, un esbelto campanario y un sobrecogedor espacio interior en el que se percibe la grandeza de la fe.